Diversificando la pesca industrial en el Perú

El Perú, como país pesquero de gran tradición y reconocimiento mundial, está en una posición única para liderar el desarrollo de la pesca mesopelágica respaldada por información científica sólida y una industria pesquera innovadora que busca abrirse camino para seguir creciendo y sustentando la creciente demanda de ingredientes marinos en mundo.

El Doctor Eduardo Grimaldo es un ingeniero pesquero peruano, ex alumno de la UNFV, quien ha desarrollado toda su carrera profesional en Noruega. Es en particular un especialista reconocido en métodos y sistemas de pesca, y hay liderado grupos de trabajo y proyecto en ICES y en la prestigiosa SINTEF de Noruega. El Dr. Grimaldo elaboró este artículo a solicitud del IHMA para dar a conocer su punto de vista sobre la importancia global de la anchoveta y sobre la necesidad de diversificar la pesca industrial para fortalecer su contribución a la seguridad alimentaria mundial, así como para mantener o aumentar sus aportes a la economía nacional.

 

 

Dr. Eduardo Grimaldo

Senior Scientist

SINTEF Ocean – Noruega

 

Bajo la guía de entidades como la FAO, ICES y las ORP, muchas pesquerías alrededor del mundo, que estuvieron siendo sobreexplotadas, se vienen recuperando y manteniendo a niveles sostenibles la pesca gracias a la implementación de Regalas de Control de Captura (RCC). Estas RCC son, esencialmente, medidas precautorias que buscan mantener la biomasa total en un nivel alto y en adecuada relación con el reclutamiento.

 

El mejor ejemplo de pesquería bien manejada es la de la anchoveta peruana, que es la más importante en volumen en el mundo, y lo viene siendo desde hace más de 20 años. Esta pesquería es un ejemplo para muchas en el mundo, y es el resultado de un mar naturalmente rico y de RCC eficaces, que han logrado mantener una gran distancia entre la biomasa y la captura total anual, la que se ha reducido de 7 a 4 millones de toneladas anuales en promedio considerando las dos últimas décadas.

 

Este manejo precautorio debe ser mantenido. Sin embargo, en lo que respecta a la producción mundial de ingredientes marinos como la harina y aceite de pescado, el Perú representa no menos del 25% de la producción mundial. Esta producción de harina y aceite de pescado es vital para sostener la acuicultura mundial. En un buen año pesquero, el Perú produce cerca del 40% mundial, y en año difícil – como el que aparentemente será este 2023 – el aporte del Perú respecto a la producción mundial podría ser menor a lo usual debido, justamente, al manejo precautorio en curso.

 

En un cambio climático, como durante el Fenómeno El Niño, es de vital importancia cuidar el ecosistema y los recursos marinos; pero ello tiene repercusiones globales para la producción acuícola que necesita con urgencia esos insumos como la harina y el aceite de pescado. A nivel local las empresas afrontarán dificultades financieras, la exportación de insumos se reduce, el país recibe menos divisas y pago de impuestos.

 

Una alternativa ya ensayada en Perú durante el evento El Niño de 1997-98 fue la pesca de los abundantes e inexplotados peces mesopelágicos, siendo aparentemente la más abundante Vinciguerria lucetia. Esta diversificación de la pesca industrial tendría que intentarse nuevamente, aprovechando que el IMARPE mantiene una serie de tiempo sobre la biomasa, estructura de tallas, aspectos reproductivos etc. para Vicinguerria, la que se remonta al año 1998. Este monitoreo que realiza el IMARPE respecto a peces mesopelágicos fue presentado en un evento de ICES el año 2019 en Galway, Irlanda, lo cual consta en la correspondiente publicación. Es decir que Perú cuenta con las bases científicas necesarias para iniciar una pesquería sobre estas especies.

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La pesca de especies mesopelágicas no es algo nuevo, pesquerías mesopelágicas se han llevado a cabo desde los 60s. La mayoría de las capturas mesopelágicas notificadas o documentadas en varios informes se han realizado básicamente en el hemisferio sur, desde el Atlántico sur y los océanos Índico, hasta el sur de Australia y Nueva Zelanda. Dentro de esa amplia área, el extremo sur de África y el Océano Índico occidental parecen ser las únicas áreas donde se ha intentado seriamente la pesca comercial de peces mesopelágicos.

 

Otro lugar importante es el Atlántico noroeste, desde Islandia hasta las Islas Británicas. En Sudáfrica se pesca Lampanichtus hectoris desde la década de 1970, y las capturas han alcanzado 82 mil toneladas anuales. En Islandia se pescó 78 mil toneladas de Maurolicus muelleri entre el 2009 y 2010. A pesar de que en 2010 se estableció una cuota anual de pesca de 30 mil toneladas, la cuota no fue explotada debido a la superposición de temporadas de otras pesquerías pelágicas más valiosas.

 

En Noruega se pescó 1650 toneladas de Maurolicus muelleri entre junio-septiembre de 2019, mientras que entre el 2020-23 la pesca de esta especie ha sido mínima.  La pesquería islandesa y noruega de especies mesopelágicas fueron principalmente pescas oportunistas, principalmente aprovechando la ausencia (o poca disponibilidad) de otras especies comerciales más valiosas como caballa y la sardina del Atlántico noreste y el capelin (Mallotus villosus). Además, se aprovechó de que Islandia y Noruega tienen flotas de arrastreros pelágicos con tecnología apropiada para la búsqueda, pesca y almacenamiento de la captura a bordo.

 

Contrariamente a Islandia y Noruega, la experiencia de arrastreros españoles en la pesca de Maurolicus muelleri en la bahía de Vizcaya no ha sido exitosa. A pesar de la existencia de una vasta biomasa de Maurolicis muelleri en la bahía de Vizcaya, que ha variado entre 61 y 210 mil toneladas en los últimos 10 años, la flota española no ha sido capaz de establecer una pesquería comercial basada en estas especies.

 

A pesar de la falta de información biológica y ecológica de las especies mesopelágicas que pueda sustentar una pesca comercial sostenible en el Atlántico Norte, la Unión Europea y países Nórdicos, especialmente Islandia y Noruega, han invertido recursos no solo en la elaboración de un plan de manejo pesca sostenible de estas especies, si no también incentivado la participación y el desarrollo industrial hacia estas pesquerías. En el caso de Islandia, se han establecido cuotas anuales (30 mil toneladas) pesca la pesca experimental, mientras que, en el caso de Noruega, se han otorgado licencias de pesca experimental por un periodo de 5 años. A manera de referencia cabe mencionar el desarrollo de la pesca industrial de macro-zooplancton en el mar noruego y Mar de Barents, la cual empezó como una pesca experimental en el año 2000 y en el 2017 se publicó el plan de manejo de la pesquería de zooplancton, estableciéndose una cuota de captura anual de 254 mil toneladas y otorgándose 10 licencias de pesca.

 

Es decir, el mundo entero se prepara para la pesca sostenible de especies mesopelagicas y otras especies de menor escala en la cadena trófica como una alternativa para aliviar la falta de ingredientes marinos. El Perú no debería ser la excepción. El Perú es un país que tiene ventajas comparativas como la de tener ya la tecnología para la producción de ingredientes marinos de alta calidad, tener una posición consolidada en el mercado mundial, tener una abundancia de peces mesopelágicos, especialmente en el litoral sur donde se distribuyen cerca de la costa en condiciones cálidas, aunque nunca dentro de las primeras 5 millas, y cuenta además con el conocimiento sobre la biología, ecología y comportamiento para el desarrollo de una nueva y sostenible pesquería industrial para beneficio del Perú y el mundo.

 

Finalmente, el Perú como país pesquero de gran tradición y reconocimiento mundial está en una posición única para liderar el desarrollo de la pesca mesopelágica respaldada por información científica sólida y una industria pesquera innovadora que busca abrirse camino para seguir creciendo y sustentando la creciente demanda de ingredientes marinos en mundo.

 

Trondheim, Noruega

Martes 25 de abril de 2023